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1916-1917 | COPA DE ANDALUCÍA, COLOR SEVILLISTA |

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Perder la final del primer Campeonato de Andalucía ante el Español de Cádiz no paró la progresión del Sevilla, convertido por méritos propios en un “grande” del fútbol andaluz. La competición se iba a convertir, a partir de entonces, en un monólogo sevillista, con una supremacía tal del Sevilla FC que, de las 17 ediciones que se jugaron de la Copa o Campeonato de Andalucía, 14 fueron a parar a las vitrinas del Sevilla FC. Solo se escaparon tres títulos: la citada primera edición, ganada por el Español de Cádiz (1916); la del 1918, que sería para el Recreativo de Huelva, y la de 1928, que la ganó el Betis.

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La copa de Andalucía, un campeonato de absoluto dominio del Sevilla FC.

En 1917 consigue el Sevilla FC su primera Copa de Campeón de Andalucía. Y lo hace tras dejar, otra vez, en la cuenta al Betis en semifinales (con otro contundente y clarificador 5-0) y derrotar en la final (2-1) al Recreativo de Huelva. Eugenio Eizaguirre alineó a este equipo campeón: Díaz, Alcocer, Trujillo, Vega, Tornero, Pérez, Thompson, Spencer, Ramírez, Leconte y Cruz. Ese primer título andaluz le valió al Sevilla FC el poder disputar la Copa de España, enfrentándose al Real Madrid. En la capital de España, los madridistas fueron muy superiores (8-1), dando origen a una frase genial de Niño Vega, que le dijo a sus rivales: “¡Eh, amigos, que aquí hemos venido a jugar todos!”. En el encuentro de vuelta, se impuso el Sevilla 2-1, lo que obligó a jugar un partido de desempate (entonces no se conocía aún el “gol average”) donde el Real Madrid volvió a imponerse con contundencia (4-0).

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Los equipos del Sevilla FC y del Español de Barcelona posan juntos antes del encuentro que disputaronen la Navidad de 1918

KINKÉ Y LA “ESCUELA SEVILLANA”

Esos partidos contra el Real Madrid fueron decisivos para la historia del Sevilla FC en los años siguientes. Porque es entonces cuando aparece el jugador catalán “Kinké” que, en realidad, se llamaba Juan Armet de Castellví. Había jugado en el RCD Español de Barcelona y, en un viaje a Madrid, coincidió con el equipo del Sevilla que iba a disputar su primer partido de la Copa de España ante el Real. Kinké acudió a presenciar el partido que fue un festival madridista: 8-1, marcador final. El jugador catalán, que tenía entonces 22 años, le cojió tal gran afecto a los jugadores de aquel equipo goleado que decidió irse con ellos a Sevilla, para asesorarles de cara al encuentro de vuelta. Sus consejos no cayeron en saco roto y, aunque por la mínima (2-1), el Sevilla pudo derrotar al poderoso Real Madrid. A los dirigentes del Sevilla FC no les costó convencer a Kinké para que fichara por su equipo. Su debut como jugador sevillista fue el 25 de marzo de 1917, con inapelable triunfo ante la Real Sociedad Alfonso XIII de Mallorca por 6-0, con cuatro goles del propio Kinké. Aquel encuentro aún lo jugó Leconte. Kinké poseía una técnica excepcional, era capaz de controlar el balón de la forma más inverosímil, como un verdadero mago. Y lo mejor de todo es que supo contagiar aquel estilo de juego a sus compañeros de equipo. De este modo, la sublime técnica de Kinké unida al descaro, la filigrana y el arte de los andaluces, creó un estilo único y excepcional que, en los años siguientes, iba a dar gran gloria al Sevilla FC. Había nacido la “escuela sevillana”, que hizo del fútbol un arte con mayúsculas. Cada jugador sabía lo que tenía que hacer en cada momento para que todo funcionara tan preciso como una orquesta de cámara.Gracias a la calidad e inteligencia de Kinké pudieron salir a la luz las cualidades excepcionales de sus compañeros. Así, el Sevilla completó, en poco tiempo, una delantera imparable, que recibió un apodo clarificador: “la línea del miedo”. La formaron Escobar, Spencer, Kinké, León y Brand.

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El equipo que en 1917 ganó la Copa de Andalucía

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